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[00:00:01] Entrevistador: [idioma inglés]
[00:00:05] Lana: Ya– Mmm– Eh– sí, cuando dices si es que, si es que quieres, ¿no? Porque mi efecto es un, es un tema un poco, un poco delicado, pero, pero, yo creo que hemos superado montón ese tema de hacer público lo privado, porque es un tema también de privado y público, ¿no? Lo que muchas veces pasa en tu cuerpo y dentro, dentro de tus, dentro de tu cuerpo y en las paredes de tu casa es privado, y eso-
[00:00:33] Entrevistador: Ujum.
[00:00:33] Lana: – se queda ahí. Pero nosotras decidimos, justamente a partir de lo que pasó, que había que hacerlo público, en la medida en la que había que politizar un tema de-de violencia muy-muy frecuente, que es más frecuente de lo que uno podría pensar que es. Eh– Yo siempre había escuchado la historia, ¿no?
[00:00:57] Entrevistador: Ujum.
[00:00:58] Lana: Y le violaron a la amiga de no sé quién, a la hermana de no sé qué– Ah, y dice, “Ay, qué pena, qué terrible”, ¿no?
[00:01:03] Entrevistador: Ujum.
[00:01:04] Lana: Pero, claro, sentirlo en el cuerpo propio es otra cosa, sentirlo– sentir, sobre todo, en– Yo creo que el hecho también me acercó mucho al– a-a-a-a-a los pensamientos feministas, a las teorías feministas y a las mujeres en general. Porque cuando pasa una cosa de esas, eh, una violentación, una violencia contra tu propio cuerpo. Pero, una violencia en la que sientes que verdaderamente eres inferior, inferior a una, a una fuerza corporal distinta-
[00:01:36] Entrevistador: Ujum.
[00:01:03] Lana: – una fuerza corporal de un hombre. Eh– En ese momento sentir la-la-la diferencia brutal. Es– Yo decía, “Tienes como dos opciones: eh, o luchas y mueres en el intento”, porque la– el enfrentar dos cuerpos tan distintos es simplemente– con las diferencias tan grandes, para que uno simplemente termine o deje de existir.
[teléfono]
[00:02:08] Eli: Lo siento.
[00:02:09] Lana: Y la otra es– La otra es renunciar, y poco lo que pasó cuando-cuando vivíamos ese evento, eh, en un microsegundo, lo que yo hice fue renunciar– O sea, renuncié a mí misma. Yo decía después, pensando más, que el-el-el-el hombre, el violador, ni siquiera nos tuvo, porque no estábamos, porque había que tomar estrategia que permitiera una salvación, y la estrategia era abandonarse.
Eh– Fue muy-muy fuerte, porque yo tengo imágenes, así como -a veces, perturbadoras- y es que cuando esa noche llegamos a nuestra casa, eh, paradójicamente esa semana habíamos hablado muchísimo, eh, habíamos celebrado los 10 años de despenalización en el Ecuador de la homosexualidad.
[00:03:10] Entrevistador: Ujum.
[00:03:10] Lana: Fue en noviembre.
[00:03:11] Eli: 27 de noviembre.
[00:03:12] Lana: 27 de noviembre, empezamos el veinticin– domingo 25, 26, 27, 28, 29, viernes 29, y era el día, el último día de festejo de la semana, de la– Lo que habíamos llamado “De la despenalización de la homsexualidad a la penalización de la homofobia”. Así habíamos llamado a esa semana política en la que hicimos muchísimas actividades en alianza con las mujeres.
Y era el último día en el que íbamos a hacer un gran festejo, íbamos a irnos a Dionisios nuevamente, a hacer el festejo, el cierre de esa semana maravillosa que habíamos tenido. Y durante esa semana habíamos metido o sacado los pocos equipos que teníamos, nuestras [inglés] laptops, el Infocus, el equipo de sonido con el cual habíamos proyectado una serie de películas.
[00:04:02] Entrevistador: Claro.
[00:04:03] Lana: Y el auto estaba afuera, yo entré, eh, la Eli salió a sacar las últimas cosas ya para irnos al festejo. Y yo estaba muy cansada y me acosté un rato en la cama. Estaba prendida la televisión, y de pronto, la cosa más espantosa que me ha tocado vivir, que es, eh, verle a la Eli que entraba al cuarto con un hombre con una pistola en la cabeza, y yo dije, “Se acabó, esto es el fin”. Yo pensaba que nos iban a matar.
Siguió la violencia, los insultos– Porque una forma de amedrentarte muchísimo es con el– las palabras, ¿no? Las palabras que te nombran muchas veces son también las palabras que te aniquilan y te matan. Entonces, mucha violencia verbal y, eh, nos hicieron tender en el piso, y en el momento en que nos dijeron que nos desvistamos, yo sabía lo que iba a pasar. La Eli en un principio quiso poner resistencia, era más–
[00:05:18] Entrevistador: Ujum.
[00:05:18] Lana: Pero, yo había hecho esa reflexión de que teníamos dos posibilidades para salvarnos. Y yo simplemente traté de calmarla y decirle, “No, Eli, tranquila, tranquila”. En lo poco que podíamos, porque nos hicieron cerrar los ojos. Mientras estábamos tendidas en el piso, desnudas, eh, sintiendo el frío de las baldosas, porque era una casa lindísima la que teníamos, eh, donde todo el piso era blanco, las baldosas grandes, lindas.
Y desde el piso solamente poder sentir el frío en el cuerpo, el miedo terrible de saber lo que iba a pasar, y esa visión únicamente de unos pies, de esos pies que anunciaban el castigo. De hecho, escribí luego una cosa que se llama– y que habla de esa escena, porque eso era lo poco que pudimos– al menos de lo poco que pudimos ver, de lo que yo pude ver, eran unos pies, pies, pies, pies, insultos, pies, insultos– Era una cosa que “Ah”, sonaba, era así, porque se llevaron todo, nos dejaron sin nada.
Y claro, y luego empezó la-la violencia sexual, ¿no? Eh, como la eli era un poco la que más había puesto resistencia, eh, el que comandaba -digamos- el-el acto delictivo, eh, tuvo más-más, tenía como más iras con la Eli. Entonces, hubo una cosa ahí muy fea. Eh– Y yo me ofrecí para todo, porque yo sabía que-que esa era la única forma de-de no hacer que ella sufriera más de lo que ya estaba sufriendo, porque me sentía muy culpable.
Eh– Luego yo no sabía si era correcto o no haber un poco renunciado a cualquier posibilidad de defensa, pero eran dos tipos violentos, con armas, eh, con una cuestión de violencia muy fuerte. Entonces, yo simplemente dije, “No”. Y claro, luego empezó la violencia empezó la violencia sexual, los dos tipos, eh.
Y todo pasaba en un escenario tan irreal, tan-tan surrealista, porque la televisión estaba prendida, había un programa de televisión que pasaba y ellos subieron el volumen altísimo. Y al lado de nuestra casa había un restorán, hay un restorán, y había mariachis; y los mariachis tocaban El Mariachi, no sé qué– O sea, era una cosa demencial.
[00:07:42] Eli: La puerta estaba abierta–
[00:07:43] Lana: La puerta estaba abierta, la luz prendida.
[00:07:45] Eli: Los vecinos estaban al lado.
[00:07:46] Lana: Los vecinos estaban al frente. Y-y eso decir, que alguien entre, que suene el teléfono, que algo pase, que ahí nos– que alguien venga, nos salve, pero era todo tan irreal, ¿no? Tan-tan-tan feo. Entonces, los tipos hicieron lo que quisieron, y nos tenían tendidas en la cama, amenazándonos con la pistola en la cabeza
[00:08:17] Eli: Hay un tema también de-de cuando se dieron cuenta de que [unintelligible 00:08:24].
[00:08:23] Lana: Ah, sí, sí. Porque yo creo que en un, en un primer momento los tipos lo que quería era robar. Querían llevarse todo, habían visto que durante la semana había habido un movimiento de entrada y salida de cosas, eh–
Y yo, yo diría que en un primer momento ellos no-no tenían la intención de violarnos. Pero cuando los tipos comenzaron a ver, había una sola cama, era un departamento grande, con dos habitaciones, pero una sola cama, eh, entonces, nos preguntaron, “¿Son pareja?”, y yo dije, “No”.
Tal vez un poco anunciando que si yo decía eso– o no sé, que si yo decía, “Sí”, de una nos violaban, o de una nos mataban. Dijeron, “Ah, no son, ¿no? Ahora, vamos a ver quién-quién es quién?”. Entonces en ese momento en el que ellos, es como que se dan cuenta el momento en el que deciden violarnos.
[00:09:14] Entrevistador: Ujum.
[00:09:15] Lana: Entonces, también hay una cuestión ahí, la violencia contra la mujer. Justamente estamos, que he decidido no estar en donde le dice la norma que tiene que estar. Y entonces viene el castigo mayor todavía, “Ah, eres infractor, entonces yo te voy a hacer saber lo que es un hombre, porque eres una lesbiana”. No llegaron a decir esas, ese tipo de cosas, pero llegaron a hacer, que es lo peor.
Entonces, sí sentimos, y luego pensábamos sobre lo que había pasado, y es que también hubo una-una suerte de castigo, ¿no?
El-el hombre tenía que castigarnos de otra forma, tenía que hacernos sentir que habíamos sido, este, infractoras -si se quiere- del sistema, y que teníamos que pagar de alguna forma, probablemente las-las-las cosas que la sociedad le hacía a él. Porque también hay que pensar en lo otro, ¿qué es lo que a este hombre le hace ser un delincuente? Porque no es delincuente porque sí.
[00:10:12] Entrevistador: Ujum.
[00:10:13] Lana: No-no viola porque sí, tampoco. Es delincuente y viola por una serie de cosas que a él también le construyen. Y-y-y entonces con quien puede vengarse rápidamente, o a quien puede hacerle sentir un sufrimiento o que él tiene un poder distinto, eh, es también a través de su, eh, usando todo el poder que ese hombre tiene, ¿no?
[00:10:34] Entrevistador: Ujum.
[00:10:35] Lana: Que es la fuerza, el arma, la delincuencia, la violen– la violencia y todo. Y claro, después viene una cosa tenaz, yo entré en shock.
[00:10:45] Entrevistador: Ya.
[00:10:35] Lana: Eh, la Eli entró en un shock peor, en un, en un ataque de histeria, y empezó a romper lo poco que quedaba en la casa. O sea, las sillas que nos habían dejado comenzaron a volar por todos lados, los cuadros de la casa comenzaron– Porque esa fue su forma de reacción.
Y yo en cambio temblaba, no-no sabía qué hacer, no sabía a quién llamar, mmm, se me borraron de la cabeza todos los números posibles como para llamarle a alguien, a mi, a mis hermanas, a mi mamá.
[00:11:18] Entrevistador: Ujum.
[00:11:19] Lana: A alguien. Eh– Lo-lo que hice fue coger la ropa que estaba por ahí regada, me puse todo al revés y salí, sin zapatos, al patio a pedir auxilio entonces.
[00:11:30] Entrevistador: Ujum.
[00:11:31] Lana: Y ahí pasó una cosa también muy muy fea, que es la-la falta de solidaridad muchas veces de los vecinos, ¿no?
[00:11:37] Entrevistador: Ujum.
[00:11:31] Lana: Y es que en esa casa solo vivíamos mujeres. Eh– La dueña de casa, la que nos ella nos llamaba la señora mueble, era una señora ya mayor que tenía un marido [unintelligible 00:11:47].
[00:11:47] Eli: [inglés] Miss Furniture, Miss Furniture.
[00:11:50] Lana: Eh– Que por la vergüenza y todo, no, o sea no se lo podía creer, “Pero no, pero no, es que cómo, en esta casa nunca ha pasado nada”, “¿Cómo que no ha pasado nada?, me acaban de violar”, “O sea, acaban de entrar unos tipos, y nos acaban de violar, y se acaban de llevar todo”.
Y entonces llaman a la policía y decía, “Es que a las chicas les han robado, a las chicas les han robado”, “No, entienda, no nos robaron solamente, nos violaron”, “Bien, a las chicas les han robado, a las chicas les han robado, les han robado, les han robado”. Eh, la policía llegó una hora después, eh, cuando ya todo había pasado. Y claro, la Eli seguía en su, en su ataque de-de-de histeria, y entonces llegó la policía y les mandó al diablo a la policía.
Los policías, “Bueno, si no quieren colaborar entonces nos vamos”, no sé qué. Y nadie nos daba la-la– nadie podía– nadie entendía. Y ahí uno se da cuenta que en realidad nadie entiende ni está preparado para una cosa así, ¿no? La policía que supuestamente tiene que tener una forma de tratar esos casos, en los que tiene que entender que las personas estamos en un estado de shock, que somos incapaces de pensar bien, de reaccionar.
Pues no, no se dieron el trabajo de pensar más allá, y simplemente querían declaraciones y subirnos en un patrullero y llevarnos a, a que nos hagan el examen. Y nosotros nos negamos completamente a eso. Y luego, claro, no sabes qué hacer, llega tu familia también desesperados, lloras y todo, ¿verdad? Y lo que hacen es llevarte a la primera, a la primera clínica que aparece por ahí. Y caímos en la peor clínica, la clínica, eh– no sé.
[00:13:32] Eli: Pasteur.
[00:13:33] Lana: Pasteur, evangélica, cristiana.
[00:13:34] Eli: [inglés] Religious.
[risas]
[00:13:35] Lana: No sé qué.
[risas]
[00:13:39] Lana: Fue terrible, porque lo primero–
[risas]
[00:13:35] Entrevistador: No quiero [unintelligible 00:13:42].
[00:13:49] Lana: Entonces, eh, no sabían qué hacer, otra vez llamar a la policía. Ya la Eli ahí dijo, “No, me rehúso a que vuelvan a llamar a la policía, yo no vuelvo a hacer ninguna declaración. Lo que queremos es que nos den las primeras atenciones médicas. El tema de salud es el que hay que tratar. Lo que necesitamos es una, eh, que nos den la píldora de emergencia, eh, que nos den el medicamento para prevenir posible o probable contagio de VIH”, y nadie sabía nada.
Todo lo manejaban con una suerte de discreción. Entonces que las chicas las violadas, las no sé qué, las no sé cuánto, no sé cómo. Entonces fue constatar en carne propia que nadie sabe qué hacer, y que nadie te puede ayudar en un caso así, y que lo primero que deben hacer es– lo primero que deberían hacer, pero que no lo hacen, es tratarte de una forma distinta. O sea, sí, te violaron, pero a ver, ya, o sea, te violaron, pero ahora hay el tema de salud.
Lo primero es tu salud, eh, puedes estar embarazada, puedes, pueden haberte contagiado con VIH. Pero de eso no se habla. Entonces ahí la Eli hizo un par de llamadas. Eh– Y al final con mucho sufrimiento buscando por todas las farmacias de la ciudad, logramos encontrar en una farmacia donde había, eh, la-las píldoras para prevenir algún embarazo, que con miedo, con dolor, así pero con una cuestión clandestina te dan. Y así terminó el primer día.
Al siguiente día logramos, por contactos de la Eli, y gente del CEPAM, ta ta ta, ta ta ta, ta ta ta, llegamos al-al médico de, eh–
[00:15:33] Eli: La Maternidad Isidro Ayora.
[00:15:34] Lana: La Maternidad Isidro Ayora. Y ahí fue donde, eh, encontramos un poco más de, mmm, en un primer momento un poco más de solidaridad en cuanto a lo que nos había pasado. Y logramos acceder a la medicina para la prevención de un VIH con dos escasas horas antes de que el periodo, eh, en el que el periodo pueda hacer efectiva la medicina, porque si no tomas en las 48 horas siguientes, ya no sirve para nada.
[00:16:03] Eli: 36.
[00:16:04] Lana: 36 horas, ya no sirve de nada. Y simplemente tienes que ponerte a rezar a que no tengas–
[00:16:12] Eli: VIH.
[00:16:13] Lana: Así, y así fue, ¿no? Después de eso pasamos un mes terrible con esas medi-medicamento que es un medicamento–
[00:16:23] Eli: Como quimioterapia.
[00:16:24] Lana: Una especie de quimioterapia. Estuvimos fuera de escena durante un mes prácticamente, porque éramos incapaces de hacer nada. Devas– Con– Devastadas completamente físicamente y psicológicamente también.
[00:16:36] Eli: Y devastadas así tuvimos que cambiarnos de casa, porque no queríamos volver al lugar, y nos tocó así horrible. Vomitábamos todos los días, náuseas, mareos, ¿no?
[00:16:52] Lana: Y entonces al siguiente día de lo que nos pasó fuimos donde un médico, eh, psicoterapeuta a hablar. Y yo me acuerdo que en esa cosa, eh, yo no le decía nada a la Eli, y ella tampoco me decía a mí, pero yo no tenía vergüenza, o sea, no es que, “Ay, me violaron, entonces ahora no sé cómo, ¿y ahora cómo va a ser mi vida?, mi vida se va a acabar, no sé qué”.
No, yo tenía mucha rabia con haber constatado que era un sistema tan ineficiente en cuanto a que no te daba lo que tú necesitabas, que era una atención de salud fundamentalmente.
Eh– No el hecho de la vergüenza social. O sea a mí la vergüenza me– Yo no tenía vergüenza, sí, me violaron, pero ya. O sea, tampoco soy víctima, y por eso me voy a morir o algo así. Eh– Y yo le decía al doctor que lo que yo quería hacer era una fiesta, una gran fiesta en mi casa, y contarles a todos lo que había pasado, para que si a alguien más le pasara, no permitieran que pase eso.
O sea, que si es que a alguien más le violaban, ellos tenían que saber que adonde tenían que ir no era ninguna clínica, ninguna policía, nada, porque no les iban a dar absolutamente nada, sino les iban a hacer perder el tiempo, les iban a humillar, les iban a hacer sentir que son culpables. Eh– Porque cuando fuimos a la maternidad un médico nos dijo, “Ah -dice- ustedes son las violadas, y se dejaron”.
Entonces eso fue un insulto, eso fue un insulto, un insulto. Porque, claro, la mujer siempre aparece como la que provoca la violación, la que porque andaba con el escote así, o sea, si te pones el escote así es porque algo quieres. ¿Por qué andabas en la calle a esa hora? O sea, y te culpabilizan, te hacen sentir culpable de algo que no tienes la culpa, no tienes la culpa de ser inferiormente menos fuerte.
No-no tienes la culpa de no tener una pistola o cosas así. Entonces queríamos politizar la cosa, o sea que vaya más allá de la experiencia difícil que-que habíamos en efecto sufrido, pero que para nada significaba el fin del mundo ni– es una cosa que la vives, que la sientes en el cuerpo que es muy difícil superar. Pero que solamente la superas a partir de-de hablar de las cosas que pasas.
[00:19:10] Eli: Pero ahí-ahí también, eh, aunque teníamos esa cuestión así racionalmente queríamos superarla, ahí pasan cosas hasta chistosas, como que cuando recién sucede el evento yo quería irme a la presentación de Transtango, yo no quería ir al hospital a que me–
Yo quería irme a una fiesta, y después de que ya pasó todo el estrés de– el tema de la anticoncepción de emergencia y todo eso, y estábamos en la casa de la hermana, esa noche, horas después que había pasado la violación, me ponen un-un pollo, y yo no como, yo no como mucho, y me ponen pollo con arroz y papas, y me comí todo el pollo. Me dijeron, “¿Quieres más?”, “Sí”, y me dieron otro pollo. [risas]
Y comí como condenada. [risas] Como no he comido nunca en la vida. Comí dos platos así, gigantescos con arroz. Entonces, en esta idea de querer como superar la cosa y que no pasó nada y todo eso, sí teníamos un malestar, que es que en el fondo nos estábamos sintiendo anormales, Lana y yo, porque– por no reaccionar de la manera como se supone que tienes que reaccionar, que es devastada.
No nos decíamos, y esto sale en el psicoterapeuta ese, que por ahí tú o yo, no me acuerdo quién le dice, pero aquí pasa que–
[00:20:35] Lana: “Pasa algo raro”.
[00:20:36] Eli: “Pasa algo raro”. Y ella dice–
[00:20:39] Lana: Y es que ninguna de las dos nos sentíamos con esa culpabilidad social que supuestamente tenías que sentir. Eres la violada, y por lo tanto, eres la que está pero en la última y-y por poco y te matas. O sea porque la carga social de la violación es tan fuerte, y además está el ponerte en-en evidencia de que eres mujer y eres la violada.
Entonces, tienes que reaccionar de otra forma, no puedes reaccionar de una forma como la que estábamos reaccionando las dos. Entonces, le digo, ¿no?, que yo me sentía un poco que algo no, algo no estaba bien, porque yo no sentía lo que supuestamente tengo que sentir.
[00:21:14] Entrevistador: Ujum.
[00:21:15] Lana: Entonces, el doctor nos dijo algo que nos, como que nos tranquilizó, y dijo, “No, no, no es que son anormales, el-el-el hecho es que ustedes tienen un trabajo social, un trabajo político, una posibilidad de pensar más allá del cuerpo y de lo que es el cuerpo, eh, es un cuerpo social”.
“Ustedes han tenido esa gran ventaja de-de a partir, de a partir de sus, de sus aproximaciones con lo trans, con los cuerpos distintos, con la diversidad, con, eh–“. Es como, un poco es paradójico, ¿no? Pero es como que la, eh, muchas veces desde la precariedad vas construyendo una-una especie de antídoto.
Y un poco lo que nos dijo él es, “Ustedes por el trabajo que hacen, por las cosas que, con las que viven, han creado un antídoto. Entonces su cuerpo no está contaminado de esa, de esa práctica social que penaliza, que castiga, y ustedes han podido salirse, afortunadamente se han liberado de eso y están con otra posibilidad de pensar lo que les ha pasado más allá de ustedes mismas. Entonces, no son anormales, tranquilas, eh, está bien, o sea, es normal”.
“Es que ustedes han creado una especie de antídotos, y han podido ser capaces de reflexionar ésto desde otra forma”.
Entonces ahí nos tranquilizamos un poco. Y siempre quisimos hacer una cuestión– politizar lo que pasó. Por eso fue un poco que organizamos lo que organizamos un me– casi un mes después. Que también fue una iniciativa de unas amigas nuestras, porque encontramos muchísima solidaridad en ésto. Fue lindísimo, ya en ese, en ese plano de lo personal, haber llegado a tener un-una aproximación muy linda con las chicas trans.
Después de un mes que estuvimos afuera y nos vinimos acá, yo tenía mucho miedo, y-y pensaba que cuando iba a llegar a esta casa iba a estar todo destrozado, roto. Porque tienes miedo, ¿no?, nunca-nunca sabes. No sabes hasta dónde la gente con la que estás realmente cree en lo que estás haciendo y te va a respaldar y te va a apoyar. Entonces yo pensaba que esta casa iba a estar vacía, destrozada.
Y cuando vinimos, la casa estaba más linda que nunca, más limpia que nunca. Olía bien, y las chicas muy guapas, elegantes, nos recibieron aquí y no nos dejaron hablar. Y nos dijeron, “No, no, no nos cuenten nada. Nosotras sabemos lo que les ha pasado, porque lo que les pasa a ustedes es lo que nos pasa a nosotras todos-todos los días. Lo mismo que pasó en sus cuerpos es lo que nos pasa a nosotras siempre”.
Entonces, en ese momento sentimos una igualdad que– Y-y fue la posibilidad de entender lo trans; ahí está. Ya no son hombres, porque-porque-porque tengan un-un órgano genético masculino que lo define como masculino.
[00:24:08] Entrevistador: No.
[00:24:08] Lana: No, es otra cosa. Entonces, sentimos una solidaridad muy-muy linda de parte de ellas que hizo que, en efecto, entendamos lo trans y ellas entiendan lo femenino. Entonces ha sido como esa posibilidad de– yo creo que la violación nuestra dio paso también a muchísimas otras cosas en alianza, tanto con ellas junto con las mujeres también.
Porque no siempre la relación y la aceptación al-al trabajo que hacemos ha sido, eh, así. Las mujeres también siempre empiezan, “¿Y estas por qué andan con los trans?”, o sea, “¿Estas raras por qué andan con los trans?”. Y un poco diciendo, “No, o sea–“.
[00:24:48] Eli: Las mujeres activistas, las feministas, digo.
[00:24:49] Entrevistador: Ya. Sí.
[00:24:51] Lana: Enton– Y también las trans, ¿no? que de, “Bueno, ¿y estas cómo así?”.
[00:24:54] Entrevistador: Ya.
[00:24:55] Lana: Entonces, la violación implicó también un montón de-de que todas nos pensemos desde otro punto. No solamente desde el hecho de que somos mujeres o lesbianas o mujeres heterosexuales feministas o trans femeninas y que todas andemos pretendiendo buscar otras cosas, sino que hemos sentido como una-una suerte de-de semejanza, más allá de las diferencias.
Y eso fue muy lindo, constatar todo eso, vivir eso, sentir la solidaridad de las mujeres feministas, de las, de las mujeres trans, de las chicas trans, que no son mujeres, las trans. Y así fue como decidimos hacer ese evento ahí en el Café Libro, que fue una cosa liberadora, que fue una cosa muy linda. No pensábamos que– La-la gente del bar pensaba que iban a ir unas 50 personas máximo.
Al final llegaron más de 200 personas. Y fue lindísimo tener esa conexión con la gente. Yo, eh, sentí la energía de la gente, porque además una cuestión de mucho silencio, ¿no?, fue un silencio pero, “Pum”.
[00:26:06] Entrevistador: Ya.
[00:26:06] Lana: Mientras hablábamos. Y fue sentir, eh, eh, eso fue muy liberador.
[00:26:16] Entrevistador: Ya-ya. Tenemos una amiga, la– ¿Cómo se dice esto? [inglés] Event, a la Café Libro, ella dice, “Todos son así [inaudible 00:26:28]“.
[00:26:28] Lana: Fue una cosa– El silencio fue una cosa que-que determinó que-que todos com– Era como que el silencio hizo que que cada uno estu-estuviera sintiendo lo que habíamos sentido nosotras. Y eso fue una carga de-de–
Había una-una cuestión de energía impresionante. O sea, se sentía la solidaridad. No hizo falta que nadie diga nada, porque el silencio para escuchar lo que decíamos, eh, fue una suerte de conexión. No-no hacía falta palabras, solo de-de sentimientos, de emociones. Había gente que por ahí la-la Nicole, ¿no?, lloraba, así-
[00:27:10] Eli: Una chica trans.
[00:27:11] Lana: Una chica trans. Una de las chicas de aquí que también ha sido violada muchas veces, no solo una. Y-y-y fue muy,muy lindo; fue una cosa lindísima. A partir de eso creo que quedan unos recuerdos, sobre todo, del miedo. Yo lo que tengo es mucho de ese miedo.
O sea, yo a veces que llego un poco tarde a la casa, siempre estoy así. Y llego corriendo y salgo del ascensor, y tengo la idea de que alguien va a estar ahí, y abro la puerta del-del departamento y cierro y pongo llave, porque siento que capaz que alguien– Y luego digo, “No, tranquila, no pasa nada”. Pero sí ha quedado esa cuestión de miedo y saber que-que eres vulnerable, ¿no?
O sea, lo que, lo que eso– lo que no se va es eso. Todavía eso no se va, el hecho de sentirte muy-muy vulnerable y de saber que cualquier persona puede hacerte daño. Pero que también es el riesgo que tienes que tomar. No te vas a encerrar en tu casa ni– Tienes que seguir, la vida es así, la vida es así, y tienes que seguir, y tienes que seguir haciendo cosas. Y no es, no es que, no es que está presente todo el tiempo, ¿no? Pero sí hay momentos en los que yo tengo muchísimo miedo. ¿Ves?
[00:28:35] Entrevistador: Bueno, [risa] yo estoy [inglés] it’s like, en el corazón. [inglés] You know? Es terrible. [inaudible 00:28:41] viven todos [inaudible 00:28:43]. Sí.
[00:28:42] Eli: Ella tiene la capacidad de contar, ¿no?